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Truman Capote conoció de primera mano las dos caras del éxito. Durante mucho tiempo se movió entre la flor y nata de la sociedad de la época. No había fiesta o sarao en el que él no estuviera presente, apoderándose de ella con su ingenio, locuacidad y su puntito de mala hostia. Podríamos decir, sin lugar a dudas, que era el alma de cualquier fiesta. Pero nada es eterno. La publicación de ‘A sangre fría’ en 1965 cambió su suerte. Capote nunca se recuperó de esa experiencia y quedó marcado de por vida. A partir de ahí: excesos, adicciones y olvido. Apenas escribió nada más en una cuesta abajo que le llevó a dejar este mundo antes de tiempo. Pero antes del fin dejó un puñado de obras maestras eternas, tanto en formato largo como en corto, que nunca envejecerán, que, al contrario que su autor, nunca caerán el olvido.

En ‘Retratos’ nos encontramos con una recopilación de piezas, más o menos breves, más o menos agudas, que hizo Capote a lo largo de su vida de personajes de primer nivel del mundo del cine, la literatura, del arte y de la sociedad de su época. Estos escritos dispersos -el primero data de 1956 y el último de 1983- se encuentran a medio camino entre la semblanza y el chismorreo, pero llevando siempre impreso el estilo del que era portador Capote, convirtiendo momentos banales y anécdotas insustanciales en verdaderas obras de arte.

La ‘primera parte’ del libro está compuesto por una serie de seis artículos, los más amplios y personales de todo el libro.

A Jane Bowles, la autora de ‘Dos damas muy serias’, y a Cecil Beaton, todo un talento con una cámara de fotos en la mano, los describe como dos almas errantes, de vida atípica y nómada. En ‘El duque en sus dominios’, describe la vida de Marlon Brando en Kyoto, donde protagoniza la película ‘Sayonara’. Bajo su afilada pluma, Brando aparece como un hombre complejo, sensible e intenso que se refugia en sí mismo -y en la filosofía zen y budista- y que no deja que nadie se acerque a él. Elizabeth Taylor, recientemente desaparecida, se convierte en el «sueño de un presidiario» amparada por esos míticos ojos color lila que han marcado toda una época (aquí no es muy original que digamos). Con ella habla de amigos comunes, como el malogrado actor Montgomery Clift, y es testigo de momentos tortuosos en su relación con Richard Burton, llena de peleas suicidas en un matrimonio tan pasional como destructivo.

Sin embargo, son en los retratos que hace de sus amigos Tennesse Williams y de Marilyn Monroe donde Capote despliega parte de su maestría, creando los capítulos, a mí entender, más perfectos y hermosos de todo el libro.

Marilyn, un ser a punto de quebrarse, y Capote quedan en el funeral de una amiga común. Marilyn llega tarde, como siempre, y se ven obligados a sentarse en la última fila. Durante las exequias, ambos mantienen una conversación, a ratos profunda, hilarante por momentos, donde mezclan secretos y amantes por doquier. En un momento de la misma, Marilyn preguntará a Capote cómo la describiría. Pillado por sorpresa, Truman no sabe qué contestar. Será tiempo después, en un muelle donde están dando una vuelta, con la silueta de Brooklyn recortando el horizonte, cuando por fin encuentre la respuesta: «una adorable criatura.»

Truman y Tennesse Williams fueron grandes amigos, con sus altibajos, hasta la muerte de Williams. Sus últimos años fueron muy malos, agravados por la muerte de su pareja y convertidos en una espiral de sexo, alcohol y drogas. Pero Truman prefiere recordarle en sus buenos tiempos, cuando sus obras teatrales, como ‘Un tranvía llamado deseo’ triunfaban en los teatros de Nueva York.

“Pero al recordar ahora a Tennesse, pienso en los buenos tiempos, en los momentos divertidos. Era una persona que, a pesar de su tristeza interior, jamás dejaba de reír. Poseía una risa extraordinaria. No era ni tosca ni vulgar ni especialmente fuerte; simplemente, tenía un asombroso tono ronco de lugareño del Mississippi. Resulta fácil distinguir cuándo había entrado en una habitación, por mucha gente que hubiera en ella.”

’Observations’ es la segunda, y última, parte del libro y fue publicada originalmente por la editorial neoyorquina Simon and Schuster en 1959. El proyecto surgió de la colaboración entre el fotógrafo Richard Avedon y el propio Capote. En esta parte, las reseñas son mucho más breves y sirven de comentario a las fotografías que poblaban su edición original. Lástima que esas fotos hayan desaparecido de la edición española. Todo una pena porque habrían enriquecido mucho más el texto. Para los que tengáis curiosidad, podéis entrar en la página de Avedon (www.richardavedon.com), en Archive/Portraits y ver esas fotos, junto a muchas otras. Os lo aseguro, merece la pena dedicarlas un tiempo.

Volvamos al libro. En este conjunto, desfilan retratados, bajo la pluma y bajo el objetivo, personalidades del todo dispares, como la del propio Avedon, paranoico en su perfeccionismo; John Huston; un cada vez más hastiado Chaplin; Coco Chanel; un poco inspirado Marcel Duchamp; Mae West, como un mito sexual extrañamente insegura; Humphrey Bogart, todo un moralista militante (¡¿?!); el escritor William Somerset Maugham; otro escritor, Erza Pound, un «loco incurable», cuyas ideas fascistas le condujeron a la cárcel y a su posterior auto-exilio o esa figura que todo lo eclipsaba: Picasso.

Para el final dejo los tres retratos que más me han gustado de todo este conjunto, como el de la extraña pareja formada por los escritores franceses Jean Cocteau -«un anciano niño terrible»- y André Gide -«un moralista inmoral»-, donde ninguno de los dos se soportaba. A Louis Armstrong le conoció siendo Truman un niño y recuerda el dúo que formaron un verano para entretener a los turistas en un barco que surcaba el Mississippi. Y el más entrañable, dedicado a Isak Dinesen, la autora de `Lejos de África`, novela que fue la base de la película `Memorias de África`. Una mujer que rompió moldes: aventurera, cazadora, amante… y ahora, ya en su vejez, tan frágil y minúscula que parece a punto de romperse, pero que, como en su juventud, continuaba enganchada a la vida, exprimiéndola con ambas manos.

En resumidas cuentas, `Retratos` no esta hecho sólo para melómanos; nada de eso, este libro es otra forma de acercarse a la vida y milagros de grandes personajes de la mano de uno de los mejores escritores norteamericanos de su generación. Otra forma de contar sus grandes aciertos, y también sus pequeñas miserias.

Vidas de famosos, al fin y al cabo. Pero, ojo, aquí los famosos si eran famosos por algo. Escribiendo esta reseña, me he dado cuenta. Joder, Truman, cuánto echo de menos tu lucidez en estos tiempos de campanarios y estébanes. Perra vida.











Truman Capote, fotografiado por Richard Avedon.
Nueva York. 10 de octubre de 1955









Retratos
Truman Capote
Traducciones de Mauricio Bach, Francesc Roca y Benito Gómez Ibáñez
Barcelona: Anagrama, 2006
Compactos; 239. 163 p.
ISBN: 84-339-6670-4

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4 Response to "La Biblioteca: Retratos, Truman Capote"

  1. illeR Said,

    Quillo, Samuel, no vale!! Jooooo, no habiamos quedado que cogías de la lista para que yo pueda ir tachando y poniendome al día!?!? Qué no me da tiempo!!!
    [modo lectora estresada] : P

    Posted on 18 de abril de 2011, 13:21

     
  2. "M" Said,

    Qué cierto... menudo famoseo más triste tenemos hoy en día, no encuentro comparación para ninguno de los nombrados, pero es lo que hay!
    Anotado queda ;)

    Posted on 19 de abril de 2011, 13:22

     
  3. H Said,

    Ey! Que sepas que este me lo he leído!! 8) Me encantó la película, así que me decidí por el libro... y siempre mejor...

    Abrazos!

    Posted on 19 de abril de 2011, 17:07

     
  4. Samuel Said,

    illeR
    No seas impaciente. En breve creo que vamos a compartir libro. Una historia, como se suele decir, basada en hechos reales y que me gustó mucho en su día. Hoy la estoy releyendo. Y hasta ahí puedo leer.

    “M”
    Pues sí, triste y chabacano, sin mérito alguno, salvo por sacar mierda de los demás, y si están muertos aún mejor. Pan y circo.

    H
    ¿Te refieres ‘A sangre fría’ y a la película ‘Capote’ o ‘Historia de un crimen’? Gran libro y películas aceptables, más la primera que la segunda (¡¡¡sale Sandra Bullock!!!) Aunque sin duda la mejor de todas es la propia ‘A sangre fría’ de Richard Brooks del 67. El propio Capote hizo un reportaje de su experiencia durante el rodaje.

    Como siempre, gracias por pasaros por aquí.

    Posted on 25 de abril de 2011, 21:34

     
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