Viaje de retorno En poco más de dos años, Ramón Rodríguez se ha ganado el respeto y admiración de la mayoría de la crítica y público con su proyecto en solitario, The New Raemon. El ex-líder de Madee (actualmente se encuentra embarcado en la gira de despedida de la banda) ha conseguido a base de letras cercanas, aunque no necesariamente amables, y melodías tarareables, que no fáciles, un sonido rápidamente reconocible por todos y muy alejado del ruido de guitarras distorsionadas y oscuras melodías que caracterizaban su anterior proyecto.
O así era antes de enfrentarnos a su tercer larga duración. Porque Libre Asociación supone un golpe de timón para desandar el camino recorrido y volver a abrazar la oscuridad.
Ramón desempolva las guitarras eléctricas que se alzan con el protagonismo de unas canciones mucho más contundentes y ásperas. Con sus primeros discos, las amables melodías compensaban las letras de desamor y desesperanza: aquí no tenemos escapatoria. De primeras es un disco mucho más difícil que cualquier otra cosa que hayas escuchado antes con la firma The New Raemon. Si acaso, recuerda a las sombrías canciones de la cara B del maravilloso EP La Invasión de los Ultracuerpos.
A pesar de la fuerte cohesión del disco, es fácil quedar prendado de la épica de Soñar la muerte, de ese banjo introductorio de la auto-inculpatoria Consciente hiperconsciente o de los coros inquisidores de Verdugo (“Hice lo que supe, y no lo que es debido”), el acertadísimo primer single.
Intuyo que para los amantes de la discografía de Madee será mucho más fácil adaptarse a la nueva cara de The New Raemon que para los seguidores de nuevo cuño. Pero al fin y al cabo éste es Ramón Rodriguez, con sus virtudes y con sus defectos. Auténtico.
O así era antes de enfrentarnos a su tercer larga duración. Porque Libre Asociación supone un golpe de timón para desandar el camino recorrido y volver a abrazar la oscuridad.
Ramón desempolva las guitarras eléctricas que se alzan con el protagonismo de unas canciones mucho más contundentes y ásperas. Con sus primeros discos, las amables melodías compensaban las letras de desamor y desesperanza: aquí no tenemos escapatoria. De primeras es un disco mucho más difícil que cualquier otra cosa que hayas escuchado antes con la firma The New Raemon. Si acaso, recuerda a las sombrías canciones de la cara B del maravilloso EP La Invasión de los Ultracuerpos.
A pesar de la fuerte cohesión del disco, es fácil quedar prendado de la épica de Soñar la muerte, de ese banjo introductorio de la auto-inculpatoria Consciente hiperconsciente o de los coros inquisidores de Verdugo (“Hice lo que supe, y no lo que es debido”), el acertadísimo primer single.
Intuyo que para los amantes de la discografía de Madee será mucho más fácil adaptarse a la nueva cara de The New Raemon que para los seguidores de nuevo cuño. Pero al fin y al cabo éste es Ramón Rodriguez, con sus virtudes y con sus defectos. Auténtico.
H Said,
No tenía ni idea de que hubiera publicado ya, así que todavía no le he dado ninguna escucha.
Y mi pregunta es...¿ Te ha gustado señor J? A mi con el sonido Madee no me llena tanto como The New Raemon... pero aún no lo he escuchado, así que de momento me quedo con la duda!
Me gusta como lo cuentas ;)
Posted on 8 de febrero de 2011, 11:41
illeR Said,
Buff, yo no se que pensar, lo tengo que escuchar más, de momento es mucho más denso que los otros, más espeso, no entra con tanta facilidad. Lo otros dos discos eran muy suaves y fluidos, recuerdo que el a propósito de garfunkel cuando lo puse lo deje sonar una y otra vez en modo repeat y la sensación era de que ninguna canción fallaba, ninguna estaba mal puesta, en un orden indebido, nada... todo sonaba genial, perfecto, donde y como debía sonar para llegarme. Con este no me pasa igual.
Posted on 12 de febrero de 2011, 16:45
Nathaniel Said,
Para conmigo, Ramón es como la cocacola. Pierde gas en cada disco. Cada vez me gusta menos.
Posted on 19 de febrero de 2011, 16:04
jmgil Said,
Amigo H, contestaré a tu pregunta...
El nuevo disco de The New Raemon no se escucha a gusto.
Posted on 27 de febrero de 2011, 12:53