Cuando más se disfruta de un concierto es cuando tienes determinado disco en plena efervescencia y de repente se presenta ante ti la posibilidad de ver hasta dónde pueden llegar esas canciones en directo, y es por esto que no me importó que el pasado viernes fuera día festivo y tuviera que renunciar a medio puente para no perderme la primera visita de Los Madison a Bilbao. Después de pasar las últimas semanas recorriendo sin descanso cada pasillo de Vendaval, su último y flamante disco, los madrileños se acercaban al norte a presentarlo en un concierto que compartieron con Daniel Merino y Familia en el Cotton Club de Bilbao, ese local que ya se ha convertido en punto de encuentro de los melómanos del lugar. Ambos grupos desafíaron un día festivo como el día del Padre al ritmo de ese rock bañado en influencias americanas del que los dos son maestros, y nos ofrecieron un par de horas de buena música, de esa de la que todos los que nos acercamos esperábamos.


Dadas las peculiaridades de la sala, el concierto comenzaba a la inusual hora de las ocho de la tarde, y los encargados de abrir fuego fueron los madrileños. Los Madison se plantaron en el escenario con su alineación de gala; Txetxu Altube a la voz y la guitarra, su hermano Carlos al bajo, Iñaki en los teclados, Jose Luis también a la guitarra y Alfonso a la batería. La verdad es que no me dieron ni siquiera tiempo para encajar el primer golpe, y es que arrancaron con Desafíame, el tema que más me gusta en estos últimos tiempos, y no me hicieron falta ni un par de minutos para comprobar que la tarde iba a merecer la pena. Los Madison son una banda madura, pero que nadie se engañe, tocan con una energia que ya quisieran para sí muchos principiantes. Les vi cómodos, especialmente a Txetxu, y sonaron potentes, directos. Es una gozada ver cómo Iñaki disfruta con el teclado, y qué decir de Alfonso, una auténtica máquina con las baquetas. No me suelen llamar la atención los baterías de los grupos, pero sería injusto no mencionarle, porque me pareció impresionante, contundente, como el directo de la banda. Durante una hora presentaron la mayoría de temas de su último álbum, rescataron algunas del anterior y me emocionaron al hacer una gran versión de Lo mejor de nuestra vida, de Antonio Vega. Me gustaron especialmente Soldados, Si pierdo la cuenta, Ha merecido la pena, Vendaval y, sobre todo, Horas contadas, de su anterior trabajo. Todó sonó genial, nos regalaron hasta la última gota de su sudor y consiguieron que, como sucede con las cosas buenas de la vida, nos supiera a poco.


Aún así, el partido sólo había llegado al descanso, y es que en la segunda mitad fueron los locales Daniel Merino y Familia los que saltaron al escenario. Dani es un viejo conocido de la escena bilbaína, un tipo que tiene un manejo de la guitarra espectacular y un gustazo musical increíble. Con una alineación calcada a la de Los Madison (dos guitarras, bajo, teclado y batería), los bilbaínos comenzaron con tres canciones nuevas que pronto se meterán a grabar en el estudio, y durante otra hora fueron tocando algunos de los clásicos de Malos Tragos (Menos mal que te tengo a ti, Písale a fondo, El túnel) y otros de su primer trabajo. Me gustó mucho la divertida Cariño, me han abducido los extraterrestres, y como siempre Dani y su banda sonaron mejor que bien. Qué bueno es que siga habiendo gente que apuesta por este sonido rockero americano, y qué suerte tenerlos tan a mano. Los bilbaínos pusieron el broche perfecto a un día del padre atípico, y aunque bromearon con no salir al escenario después de la actuación de Los Madison, la verdad es que yo diría que el partido, de haberlo, habría acabado en empate, a muchos goles eso sí, porque fue un partidazo. 120 minutos de música honesta, de sudor, tabaco y cerveza. Como a mí me gusta...

Os dejo algunos videos que grabé;

"Desafíame", Los Madison



"Soldados", Los Madison



"Lo mejor de nuestra vida" (Antonio Vega), Los Madison



"Si pierdo la cuenta", Los Madison




"Me perdí al final", Daniel Merino y Familia



"Menos mal que te tengo a ti", Daniel Merino y Familia