Todavía recuerdo los nervios del estreno. Fue hace algo más de 2 años y algunos comentábamos las dudas típicas de cualquier blogger que estrena proyecto: ¿nos leerá alguien? ¿realmente interesa lo que podamos contar? ¿le caeremos bien a google?

Casi 700 posts después, esas preguntan carecen de sentido porque lo que hemos logrado va mucho más allá de una estadística. Sextohombredigital ha logrado que gente que vive a no menos de 700 kilómetros de distancia y con aparentemente pocas cosas en común, puedan considerarse amigos pase lo que pase. Y es que la música crea vínculos a priori inimaginables.

El año pasado celebramos nuestros primeros 12 meses juntos con un inolvidable concierto en Albacete compartiendo risas y cervezas con nuestros amigos Manolo Tarancón, Edu Vazquez, Dani Merino, Fabián, Pablo Moro, Carlos Madrid y Alfredo González. Este año el reto era similar pero en la otra punta del país: San Sebastian era el lugar y Fabián, de nuevo, y Pájaro Sunrise los amigos encargados de poner música a nuestra celebración.

Poco importaron los problemas de sonido o el murmullo que hizo difícil la labor de los músicos (desgraciadamente algo habitual en cualquier concierto que requiera cierta intimidad). El pasado sábado pusimos entre todos un broche de oro a 2 años intensos en trabajo y dedicación, en los que todos fuimos madurando de la mano compartiendo música, cine, literatura, televisión y también nuestras propias inquietudes. Como en cualquier familia que se precie, reímos, compartimos, sufrimos y nos ayudamos para hacer más llevadera la existencia.

En la noche del sábado, cada nota, cada canción sonó como algo nuestro, algo a compartir entre todos los miembros de esta gran familia que formamos junto con todos vosotros, que de una forma u otra nos habéis acompañado a lo largo de este tiempo. El más sincero agradecimiento para todos.

Hasta la próxima!

Se dice pronto! Pero 730 días han pasado ya desde que Sextohombredigital abriera sus puertas al mundo. 730 días con sus largas noches.

En este tiempo, hemos escuchado infinidad de discos; hemos leído algún que otro libro; hemos conocido a grandes artistas, que nos han dejado una huella imborrable; y a grandes personas, que han dado sentido a cada una de las líneas que aquí hemos plasmado.

Hemos reído, compartido ilusiones, recibido regalos, disfrutado de pequeños logros, y alucinado con algunas dedicatorias que jamás hubiéramos imaginado.

La verdad es que tenía muchas ganas de concierto y muchas ganas de escuchar en directo a una de las que me habían dicho mejores voces del panorama rock alternativo.

Fue en el Teatro Principal con el cartel de entradas agotadas. La noche la abría Sofia Knapp acompañada de su guitarra y de sus teclados programados. Por desgracia poco que resaltar de su música pelín aburrida con tintes líricos y aires ochenteros, que no hizo más que esperáramos con más impaciencia al gran Bill.

Tras una buena charla con el gran H, apareció el trio que nos iban a alegrar la noche, Bill Callahan con un traje gris claro de una década pasada (vaya crack) acompañado de Matt Kinsey a la guitarra y Neal Morgan a la batería y percusión.

Hubo un momento antes y un momento después de que su voz grave y tenebrosa entrara por aquel micro e hiciera traspasar las paredes del teatro hasta llegar a algún profundo lugar donde casi nadie llega.

Con figura estoica y mesiánica, acompañado de su guitarra, de una ocasional armónica y de sus peculiares movimientos el de Maryland hacía viajar a los allí presentes por su universo particular de canciones donde su adictiva voz le daba sentido a todo.

Mientras Kinsey elaboraba unos bonitos arreglos con su guitarra y daba los tonos de bajo, Morgan lo bordaba con una impecable actuación con los tambores y platillos.

El repertorio que nos dejaron escuchar se centró en sus dos últimos trabajos, 'Apocalypse' y ‘Sometimes I Wish I Were An Eagle’ que tan magnífica crónica hizo H.

Destacaron temas impresionantes como 'Too Many Birds', 'Jim Cain' o 'America', y es que hicieron que las canciones dieran vueltas y vueltas como un carrusel hasta que el trio las apagaba. La noche la culminó con un pegadizo 'Bathysphere' que nos hizo disfrutar como en pocas ocasiones.

Von Voyage Bill.....

Hay libros extraños y que, en su propia peculiaridad, una vez leídos, no te abandonan nunca. Y, sin duda, ‘Me acuerdo’ del escritor y artista norteamericano Joe Brainard (1942 - 1994), pertenece a esta categoría, no muy abundante por cierto. Porque si tuviéramos que catalogar este libro lo englobaríamos como una especie de diario, pero, eso sí, un diario muy, bastante, sui generis.

Y es que todo el libro se estructura, por decirlo de alguna forma, en una serie de pequeños párrafos, de pequeñas frases, que siempre empiezan con un ´Me acuerdo…´, que, como en una especie de invocación, hacen aflorar los recuerdos, las memorias de ese tiempo pasado que siempre corre el riesgo de perderse.

Esa aparente sencillez con la que se despliega el libro esconde un muestrario de obsesiones y de primeras veces (sexo, borracheras, amores…), de la vida en la escuela / instituto, de las primeras novias, de los primeros novios, del amor, del desamor, del mundillo del arte… y de las primeras frustraciones y de las últimas alegrías.

En este libro todo tiene cabida, desde las sentencias más profundas hasta los comentarios más frívolos. No hay grandes historias, pero si hay historias mínimas, cotidianas, de las que todos hemos vivido o viviremos.

Joe Brainard escribe sus particulares memorias, o anti-memorias, deslavazadas e inconclusas, como fragmentos anecdóticos de una vida desordenada, que retratan una vida apurada al límite y sin ataduras y, a la vez, un repaso de la historia reciente de los Estados Unidos, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la década de los setenta, época en la que Brainard publicó su libro.

Entre lo cómico y lo surreal, entre lo entrañable y lo intimo, se mueve este ´Me acuerdo´, que consigue empatizar con el lector desde el primer momento, y que logrará, a partes iguales, arrancar una sonrisa y conmover, todo en la misma página.

Aquí van unas muestras de su `particular` estilo:

Me acuerdo de muchos primeros días de colegio. Y de ese sentimiento de vacío.

Me acuerdo de una placa colgada en la pared encima del televisor que decía «Dios bendiga nuestra casa hipotecada».

Me acuerdo de algunas experiencias sexuales precoces y de las rodillas desolladas. Estoy convencido de que el sexo ahora es mucho mejor que antes, pero echo de menos las rodillas desolladas.

Me acuerdo de que me preguntaba por qué, ya que era gay, no era una niña.

Me acuerdo de cuando (fumado) el pensamiento más profundo del mundo se te evapora antes de encontrar un lápiz.

Me acuerdo de una vez en que mi madre hizo desfilar a un puñado de mujeres por el baño mientras yo estaba cagando. ¡Nunca he sentido más vergüenza en toda mi vida!

Me acuerdo de encender el cigarro por el filtro cuando estás intentando parecer «enrollado».

Me acuerdo, luego, de algunos besos. Y de, finalmente, reunir el valor para meter mi lengua en su boca, pero (¿qué viene ahora?) (¡socorro!), y entonces fue todo meter y sacar, meter y sacar, hasta que empezó a parecer un poco raro y comprendí entonces que era un pardillo.

Me acuerdo de intentar imaginarme de qué va todo esto. (La vida.)

Me acuerdo de esas veces en que no sabes si estás muy feliz o muy triste. (Los ojos llorosos y el corazón alegre.)


Este libro se ha convertido en una obra de culto, sirviendo de inspiración a muchos artistas, como los escritores George Perec o Juan Bonilla, la dibujante libia Zeina Abirached (`Me acuerdo`, Sins Entido, 2009) o el actor Marcelo Mastroianni para su autobiografía. Sin embargo, fue el poeta y amigo Kenneth Koch quien lo empezó a utilizar como método para enseñar poesía.

Así que aquí va el reto. Copiando una idea que he visto en un blog, concretamente en blogdeadolfo.wordpress.com, ¿os atrevéis a escribir vuestros propios `me acuerdo´? Os aviso, parece fácil.
Me acuerdo de…



Me acuerdo
Joe Brainard
Traducción de Julia Osuna Aguilar
Madrid: Sexto Piso, 2009. 146 p.
ISBN: 84-96867-45-1

Siempre me ha gustado el Circo. Ojo, el Circo con mayúsculas, no el del Parlamento. Sí, me gusta el ‘serio’, el que genera ilusión, optimismo… alegría. El otro, el que me pone de mala, malísima hostia, se lo dejo a otros.

Así que siempre que puedo, y las fechas coinciden, no dudo en dejarme caer por uno de estos espectáculos. Esta vez le ha tocado el turno al Circo de Sol y a su espectáculo Corteo, que anda estos días por Madrid, por la Casa de Campo.

De origen quebequense y con más de veintisiete años a sus espaldas, el Circo del Sol cuenta ahora mismo con cinco espectáculos representándose por todo el mundo, más unos cuantos fijos, en Las Vegas, y uno de ellos anda estos días por aquí.

Corteo (‘Cortejo’), creado en 2005, es su decimocuarto espectáculo. En él se cuenta la historia de un viejo payaso que, al morir, imagina su propio funeral. Así, en su soñada despedida se juntarán amigos de procesión de todo tipo y le rendirán un último homenaje. A partir de ahí, dos horas llenas de acrobacias, contorsiones, unas cuantas sorpresas y, sobre todo, mucho humor y fantasía. Echando mano de casi cualquier cosa (globos gigantes, una escalera, camas, aros…) conseguirán hacer real la más loca de las alucinaciones.

La música en directo y una escenografía sutil y elegante contribuyen a recrear ese mundo de ensueño en el que el viejo payaso repasará su vida.

Quizá Corteo no tenga la fuerza ni la espectacularidad de otros de sus shows, como por ejemplo ‘Alegria’, pero tampoco le hace falta. Porque esta vez representan el mundo de los sueños, el de la fantasía… Magia, elegancia, virtuosismo… y la posibilidad de las cosas imposibles.

Circo del Sol: instrucciones de uso.

1. Sentarte
2. Abrir los ojos como platos.
3. Volver a creer, como cuando éramos niños, en la magia. En esa magia pura, simple y, por lo tanto, imposible.

Otra vez.

Si os apetece verlos, tendréis que daros prisa. Corteo permanecerá en Madrid hasta el 5 de junio. Si no llegáis a tiempo, no os preocupéis. Tienen otras tres ciudades españolas en su gira. Valencia, del 16 de junio hasta el 10 de julio; Alicante, del 28 de julio hasta el 28 de agosto y Sevilla, del 8 de septiembre hasta el 9 de octubre.

En tan solo 4 años, el festival SOS 4.8 Estrella Levante se ha convertido en uno de los más importantes del país (quizás el más “españolizado” en cuanto a asistencia) y sirve como punto de partida a la temporada de festivales veraniegos.

En mi tercera experiencia en el evento murciano, he podido ver la evolución de público que ha hecho que este año llegara a niveles máximos (40.000 por noche no es moco de pavo) y quizás algo por encima de la capacidad de la organización, que dicho sea de paso, es de un nivel más que aceptable. Lo de tener cobertura para poder llamar a tu madre o para que tu ex escuche Copenhague a través de tu móvil dentro del reciento es otra cosa.

Con un cartel atractivo como es costumbre, aunque algo más orientado a la música de baile, arrancamos nuestra aventura del viernes en el escenario Jagermeister, el pequeño de los dos principales. Y nuestro primer objetivo eran los catalanes Manel. Que decir, no creo que su música tenga cabida en este tipo de eventos y además, espero que sepáis perdonarnos, teníamos más hambre que otra cosa. Y lo voy a decir: no me van, creo que están sobrevalorados y que tienen más de hype que de otra cosa. Lo solté, me siento mucho mejor.

Después de reponer fuerzas, Arizona Baby fueron nuestra siguiente parada. Con esa imagen tan setentera y un sonido fantástico de guitarras acústicas, se metieron al público en el bolsillo a las primeras de cambio. Un poquito de rock siempre se agradece.

Vetusta Morla era uno de los platos fuertes del primer día de festival. Y así los atestiguaba el llenazo del escenario Estrella Levante, dispuesto a corear los grandes hits de los madrileños. Sin embargo, la primera parte del concierto fue dedicada a presentar su segundo disco, Mapas, lo que hizo que la gente estuviera más fría de lo normal. Particularmente, fue la parte más disfrutable del concierto (fantásticas El hombre del saco o Los días raros), que acabó convirtiéndose es un karaoke cuando llegó la hora de Copenhague, Valiente o La cuadratura del círculo.

Cerramos la noche con MGMT. Basicamente quería comprobar las sensaciones que me producían sus discos y así fue: no me gusta perder en tiempo.

De manera complementaria a las actuaciones programadas dentro del recinto ferial de La Fica, el sábado a mediodía pudimos disfrutar en la céntrica Plaza de las Flores del directo de Mujeres y de Los Últimos Bañistas, de los que ya os hemos hablado alguna vez y que editarán su fantástico disco debut en Junio. Tomad nota.

Ya entrada la tarde, volvimos al “lío” para disfrutar del concierto de los murcianos Second. Con la pose habitual que tanto nos (dis)gusta, dieron un concierto tan enérgico como es habitual y que acabó en éxtasis con los componentes de Barry Barra sobre el escenario. Su segundo disco en castellano, Demasiado Soñadores, les debe de situar en el lugar que merecen en el panorama pop estatal.

Muchas ganas les tenía a los extravagantes Hola a Todo el Mundo, que fueron de menos a más en su concierto dejando a más de uno con la boca abierta con su propuesta con ecos a unos Arcade Fire más hippies todavía.

De ahí partimos raudos hacía el escenario grande para ver uno de los conciertos más esperados por un servidor, el de los británicos Editors. Seré sincero, en los primeros minutos del show me sentí defraudado hasta el punto de plantearme buscar la barra más próxima, pero poco a poco se vinieron arriba para acabar arrasando con todo y dar uno de los mejores conciertos de todo el fin de semana. En temas como Munich, Papillon o You don’t know love demostraron todo su potencial, que es mucho. Y además poseen uno de los mejores front-man del rock actual.

Hablando de front-man, el amigo Brett Anderson y su resucitada banda eran los siguientes en salir al escenario. Suede dieron un concierto plagado de hits y que sin embargo resultó plano y falto de feeling. Los problemas de sonido y los que aparentemente tuvieron entre los mismos miembros del grupo no ayudaron. El mayor gancho del festival acabó por resultar la gran DECEPCION.

Lo que vino a partir de ahí, está algo borroso en mi mente. Pero dicen que Lory Meyers se salieron y que !!! dieron el concierto más loco del día. Os creemos.